El sábado 7 de marzo. un nutrido grupo de personas dimos nuestro último adiós, o mejor dicho nuestro hasta pronto, al Rio Henares, sepultado por tanto mobiliario y hormigón que el equipo de gobierno de el Ayuntamiento de Guadalajara se ha empeñado en echarle encima. Confiamos que la sabiduría de la naturaleza, ponga a cada uno en su sitio y toda este intento de urbanizar un río desaparezca en las próximas crecidas.
También nos acordamos con desagrado de aquellos organismos que lo tenían que haber defendido, Confederación Hidrográfica del Tajo y Juan de Castilla-La Mancha, que ni tan siquiera han echado una lágrima por el río.
Aunque de luto riguroso y gran pesar, hicimos el trayecto entre la Plaza de Santo Domingo y la Plaza Mayor, domicilio del culpable, con cierta chanza y acompañando al féretro donde de forma simbólica se encontraba nuestro amado Henares.
Rogamos
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