lunes, 12 de junio de 2017

Fraguas, recuperando un pueblo abandonado

En el verano del 2014 un incendio provocado por una cosechadora arrasó 800 hectáreas, algunas de ellas dentro del Parque Natural de la Sierra Norte. Un año antes, en la primavera de 2013, un grupo de personas quisieron dar vida a Fraguas, un pueblo abandonado desde 1968, con un proyecto de desarrollo personal unido a la naturaleza, respetándola, protegiéndola y haciendo válida la posibilidad de un desarrollo rural a base de voluntad, tesón, trabajo y buen hacer. Entre otras cosas, estos nuevos pobladores de Fraguas recuperaron una balsa de agua, inutilizada hasta entonces por el abandono, que pudo ser utilizada por los retenes en su trabajo de extinción del incendio de 2014.
Sobre los pinos de repoblación hoy empiezan a sobresalir los ejemplares de flora autóctona: robles, encinas y rebollos que representan una magnifica esperanza para la recuperación de un bosque que nunca tendría que haber desaparecido, como tampoco lo tenían que haber hecho sus pobladores primigenios.
El pueblo de Fraguas fue abandonado a la fuerza en 1968, ya que el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) forzó la expropiación forzosa por “necesidad y urgencia de la ocupación a efectos de su repoblación forestal…”. En aquel momento, en muchas de las zonas expropiadas, Fraguas y otros pueblos del entorno como Sacedoncillo, Jócar, La Vereda o La Vihuela, se realizaron los trabajos de roturación necesarios para la implantación del monocultivo de Pino resinero (Pinus pinaster) que tanto proliferó en la esa época y en cuyo favor se arrasaron vastas extensiones de vegetación autóctona, no tan atractiva desde el punto de vista económico.
Desde aquel momento el pueblo quedó a merced del Ministerio de Agricultura y del Ejército, que utilizó el paraje como zona de maniobras militares, durante las cuales se dedicó a destruir lo poco que quedaba en pie.
El pueblo cayó en el más absoluto de los olvidos por parte de las administraciones, hasta que este grupo de pobladores decidió instalarse en él y comenzó a recuperarlo. Con el decidido apoyo de los antiguos habitantes de Fraguas, están dando vida a este entorno siempre bajo la máxima de respetar escrupulosamente el medio natural.
Como todos los comienzos, el de estos pobladores de Fraguas también fue precario. Con pocos medios y muchas ganas empezaron a recuperar las casas, sin descuidar el patrimonio tanto físico[ como histórico. Poco a poco, día tras día, hombro con hombro, han restaurado varias casas y han recuperado el suministro de agua. Gracias a su trabajo hoy vuelven a florecer y fructificar los frutales de sus antiguos pobladores: cerezos, perales, algún nogal e incluso higueras.
Todo se desarrollaba sin grandes problemas, sin prisa pero sin pausa, hasta que la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha decidió interponer una querella contra 6 de los pobladores. Los motivos, según la Administración, son: usurpación de espacio público (4 meses de cárcel), delito contra la ordenación del territorio (2 años de cárcel) y “daños” –resulta que la reconstrucción de casas son daños para la Administración– (2 años de cárcel y 30.000 €).
Es cierto que se trata de un Parque Natural, y que la titularidad de los terrenos es pública. También es verdad que hay que tener máxima cautela en los usos del territorio. Pero también hay que tener en cuenta que, ante un caso excepcional hay que aplicar medidas excepcionales.
Un proyecto cuyo objetivo prioritario es el desarrollo realmente sostenible del entorno rural, como es el caso del de los pobladores de Fraguas, tendría que llevar a nuestras autoridades a estudiar un protocolo de actuación muy distinto al que están aplicando: la demanda judicial y la querella.
Por supuesto, no se está defendiendo en estas líneas que cualquier actuación sea admisible. Pero sí estamos convencidos de que es posible llegar a un acuerdo para que el proyecto de los pobladores de Fraguas se pueda seguir desarrollando. Más aún: ese acuerdo es necesario puesto que gracias a él se pueden ver beneficiados la conservación y el desarrollo del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.
Sólo hay una forma adecuada de cerrar este artículo: pidiendo a la Administración Regional de Castilla – La Mancha que retire las denuncias y que establezca un diálogo con los habitantes de Fraguas para que se pueda llevar a cabo un proyecto que está demostrando que, lejos de ser utópico, es un remedio a esa despoblación rural que está asolando las provincias del interior de la Península Ibérica.
















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