Ecologistas
en Acción Guadalajara organizó un coloquio sobre el lobo en el que participaron
ganaderos, alcaldes, investigadores y agentes medioambientales con el objetivo
de exponer los problemas y buscar alternativas al discurso habitual de la
confrontación
Después de la
aprobación exprés en el Parlamento de la retirada del lobo del Listado de
Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial para las poblaciones que
habitan al norte del río Duero, Ecologistas en Acción Guadalajara celebró el
pasado día 27 un coloquio con el objetivo de buscar una óptica diferente al
abordar los problemas ocasionados, con el fin de exponer los problemas y las
opiniones con tranquilidad, empatía y respeto, buscando soluciones y partiendo
de la base de que hay que convivir con el lobo y de que además es posible
hacerlo.
Participaron en el coloquio Ángela y Manuel, jóvenes ganaderos de Gascueña de Bornova; Maite Pérez, alcaldesa de Riofrío del Llano; Alfredo Ortega, agente forestal de la Comunidad de Madrid y presidente de Álula; Luis Suárez, coordinador de Conservación de WWF España; y Raúl Ablanque, presidente de Circinaria.
Luis Suárez puso de manifiesto que controlar el crecimiento de las manadas de lobo no sirve de nada, puesto que matar un lobo de una manada lo que hace es desestructurarla, que abandonen su territorio y que a menudo provoquen más problemas con el ganado, como está demostrado científicamente. Sin embargo, con las medidas adecuadas los daños se pueden reducir entre un 90 y un 100% en la mayoría de los casos. Añadió que en Castilla-La Mancha se está trabajando correctamente en prevención, pero las compensaciones y ayudas desde la administración tardan demasiado.
Maite Pérez aseguró que matar lobos porque sí no tiene sentido, que hay que escuchar a los científicos antes de tomar decisiones y no dejarse arrastrar por la corriente mayoritaria que pide medidas de control sin contar con información contrastada.
Manuel y Ángela expusieron las dificultades que están teniendo para proteger a su ganado de los ataques, a pesar de los vallados instalados y de los mastines. Se quejaron de que en ocasiones no se sienten escuchados por los agentes medioambientales y abogaron por una relación más fluida con ellos, para que les avisen sobre los movimientos de las manadas y puedan tomar medidas, y de manera recíproca los ganaderos puedan advertir a los agentes. Están colaborando con la Consejería de Desarrollo Sostenible en medidas pioneras para mejorar la situación, como mejora de vallados, vallados virtuales para evitar que se dispersen los animales, unificación de los partos o cruces con razas de vacas más agresivas con los lobos. Subrayaron sólo reciben compensaciones por los animales muertos que encuentran, pero no por los que desaparecen. Y, aunque estuvieron de acuerdo en que hay que convivir con ellos, también estuvieron de acuerdo con medidas de control en determinados momentos.
Alfredo Ortega reconoció que no se ofrece ayuda suficiente como para solucionar todos los problemas de los ganaderos y que no se cubren todos los sobrecostes que tienen que sufragar para minimizar los ataques.
Raúl Ablanque insistió en que no es cierto que existan dos bandos, porque todos compartimos nuestra preocupación por Guadalajara. Aconsejó a los ganaderos que lean estudios sobre el lobo para poder predecir su comportamiento y anticiparse a los problemas. En su opinión, los mayores conflictos se dan con los cotos de caza.
Se pidieron nuevas reuniones de los sectores afectados, pero con la presencia de la Consejería, algo muy importante para evitar el sentimiento de abandono que muchas veces experimentan los ganaderos, hasta el punto de manifestar que su sector se encuentra en peligro. Y, por supuesto, se subrayó la necesidad de reducir la burocracia y los tiempos de los trámites. Finalmente, estuvieron de acuerdo en ver al lobo como una oportunidad de revitalizar los ecosistemas, y no como un vector de enfrentamientos.