jueves, 8 de marzo de 2012

Un año de Fukushima

Se cumple el 11 de marzo un año del accidente de Fukushima-Daiichi, que mostró a las claras la imposibilidad de garantizar la seguridad de las centrales nucleares al 100%. Ecologistas en Acción demanda ante esta evidencia que los poderes públicos demuestren que han aprendido la lección y procedan al cierre escalonado de las nucleares españolas, empezando por Garoña.
Tal día como el 11 de marzo hace un año, la central nuclear de Fukushima-Daiichi sufrió un terrible accidente nuclear que ha dado lugar al segundo escape radiactivo más grave de todos los tiempos, tras el originado por el accidente de Chernóbil, el 26 de abril de 1986. En concreto, según lo cálculos realizados por investigadores de varias Universidades e Institutos de investigación de Noruega, Austria, EE UU y España, se fugó más del 20% de la radiactividad que escapó en Chernóbil.
Las consecuencias sobre la salud de las personas se conocerán dentro de 10 o 20 años, dadas las dosis sufridas ya por la población, y las que finalmente recibirá. Según estimaciones del Departamento de Energía de EE UU, la pluma de contaminación radiactiva que se desplazó hacia el Noroeste por efecto de los vientos, se ha encargado de distribuir por el territorio suficiente radiactividad para que las personas que habiten zonas a más de 50 km de Fukushima reciban dosis superiores a 20 mSv al año, es decir, superiores a las permitidas para el personal profesionalmente expuesto.
La contaminación se ha detectado ya en alimentos como arroz, espinacas, vacuno, algas y pescados. En el caso de estos dos últimos la contaminación procede de los vertidos accidentales y controlados de miles de toneladas de agua radiactiva. Los efectos de estos vertidos son desconocidos, puesto que nunca antes se había producido una contaminación del mar tan intensa.
En contra de lo que proclamaron los "expertos" tras producirse el accidente, que declararon que la situación estaría bajo control en pocos días, se ha tardado casi un año en llevar los reactores a parada fría. Incluso, se han observado aumentos de temperatura en el reactor 1, el más dañado, a los 11 meses del accidente, tras proclamar que la situación estaba controlada.
La gestión del accidente por la compañía propietaria, TEPCO, y por las autoridades japonesas se ha caracterizado por el secretismo y la mentira. Se tardó más de un mes en reconocer que el accidente tenía nivel 7, el máximo, en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES). Se negó la evidencia de que los reactores 1, 2 y 3 estaban parcial o totalmente fundidos, con la consiguiente expulsión de sustancias radiactivas pesadas de larga vida y la dificultad adicional que esto supone en el control de los reactores. Se negó también la evidencia de que los reactores ya habían sufrido daños con el terremoto, y no sólo con el tsunami. Se tardó en refrigerar los reactores más de 20 horas y se permitió que miles de personas recibieran grandes dosis radiactivas al retrasar la evacuación de zonas muy contaminadas más de dos semanas.
Todos estos sucesos han tenido lugar en Japón, una potencia tecnológica de primer orden y un país cuyo régimen pasa por estar homologado a las democracias occidentales. A pesar de eso, no se ha podido evitar este accidente ni se han controlado sus efectos ni se ha evitado la mentira.
Ante todos estos hechos, Ecologistas en Acción reclama del Gobierno español y del Consejo de Seguridad Nuclear que incorporen las lecciones de Fukushima-Daiichi y procedan a establecer un calendario de cierre escalonado de las nucleares, empezando por la central de Garoña (Burgos) -gemela de Fukushima- que no debería seguir funcionando ni un día más. Se debería seguir el ejemplo de muchos países que están ya reduciendo sus programas nucleares o estableciendo calendarios de cierre: Alemania, Bélgica, Suiza, Italia, Japón, etc.

ACTOS EN MADRID:
Ciclo de Cine Clásico Antinuclear
Viernes, 9 de marzo, 19:30 h. Plogoff. Piedras contra fusiles
Dirigida por N. Le Garrec y F. Le Garrec. Bretagne Films. Duración: 90 minutos. Bretaña, 1980
El movimiento antinuclear europeo obtuvo éxitos sonoros, como el cierre de Lemoiz y Pointe du Raz, entre 1979 y 1982. De este último trata la película Plogoff, un pequeño pueblo bretón consiguió frenar la construcción de uno de esos monstruos.
Giscard D’Estaing, presidente de la República francesa, llegó a reconocer que en esa ocasión “se fracasó al tratar de imponer el programa nuclear, debido a la oposición frontal y a pesar del control de la información”.
- Lugar: Marqués de Leganés 12 - 28004 Madrid. T.: 915 31 27 39
- Organizado y presentado por Periodistas en Acción y Área de Energía de Ecologistas en Acción
Próximas películas del ciclo


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Ciclo de Cine Clásico Antinuclear
El desastre de Fukushima, sumado a la memoria de otros desastres nucleares, arroja una imagen nítida sobre la energía nuclear: los riesgos producidos por su producción y uso son incompatibles con un desarrollo seguro, armónico y democrático.
La energía nuclear es antitética al concepto más básico de seguridad humana, ya que sus instalaciones se basan en un fundamento absolutamente falaz, que no es otro que la inmutabilidad del entorno en el que se imponen sus instalaciones.
Además, no se debe olvidar, que la generación nuclear provoca una concentración de poder que marca el escenario de las grandes multinacionales y consecuente dependencia de la sociedad y el mundo. Por desgracia, la actual crisis explicita cual es el papel del mercado arrojándose sobre una depredada sociedad.
A todo esto, hay que sumarle la proyección militar consustancial a la energía nuclear. La energía nuclear se sigue usando para amenazar, para enfatizar lenguajes de miedo y chantaje global.
Por si todo lo anterior fuera poco, hay que subrayar el factor tiempo. De este modo, la energía nuclear funciona como una herida en la historia de la humanidad, cuya cicatrización no se acierta a ver en el horizonte: concentración de poder en manos de multinacionales y el consiguiente escenario de injusticia social y dominio económico y de los recursos naturales; pérdida de democracia neta y de soberanía popular; focos de inseguridad constante, accidentes, incidentes, residuos; militarización, etc.
Por todo lo anterior, y ante el despiadado trabajo de los potentes grupos de presión pronucleares, es necesario crear foros de reflexión, crítica y denuncia, que sitúen a la energía nuclear ante el juicio inapelable de una sociedad que mayoritariamente la rechaza.

Cadena humana “Fukushima nunca más” en recuerdo de las víctimas y por el cierre de las nucleares
Fecha: 10 de Marzo
Hora: 12:00 h
Lugar de celebración: c/ Serrano, 109, Madrid
Inscripción: Acude a la Cadena con una prenda amarilla y escribe tu haiku anti-nuclear AQUÍVentana nueva

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